Nunca anduvimos el mar
creímos caminar la playa
de un hermoso sueño que
a golpe de olas en blanca
espuma convierte.
Nunca anduvimos el mar
solo creímos ser gaviotas
abarcando un cielo sin
horizonte en el que el sol
temeroso tras una nube
incierta su rostro esconde.
Nunca anduvimos el mar
y las huellas que creímos
surcaban la ilusión en asfalto
gris y frió gravadas quedan ya.
Náufragos convertidos en estatuas
de sal que la corriente diluye y el
viento mezcla con la arena de un
espejismo en el que
nunca anduvimos el mar.
(Tormentas de mayo)
(Tormentas de mayo)
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